jueves, 6 de noviembre de 2014

Harlow, Harry F (1905-1981)



Psicólogo estadounidense nacido en Fairfiel, Iowa. Se doctoró en psicología en la Universidad de Standford e impartió clases de esta materia en la Universidad de Wisconsin, donde fundó el laboratorio de primates, por el que alcanzó gran fama.

Comenzó interesándose sobre procesos de aprendizaje y efectos de lesiones cerebrales en los monos. Más adelante estudió el proceso de adquisición rápida de estrategias para resolver problemas: concepto de aprender a aprender, idea incompatible con los modelos conductistas de aprendizaje.

La investigación por la que ha sido más conocido la realizó con su esposa Margaret y consistió en un estudio sobre el apego y la socialización en la relación madre-cría con macacos. Crearon en el laboratorio dos figuras maternas, una de alambre y facilitadora de alimento y otra de fieltro que no facilitaba comida y estudiaron la conducta de dos macacos jóvenes ante ellas. Éstos preferían indudablemente a la figura materna de fieltro a pesar de la ausencia de alimento.

 Estudiaron también los efectos de la separación temprana entre madre e hijo sobre su desarrollo psicológico y sobre la conducta sexual, y observaron grandes alteraciones emocionales como consecuencia de lo anterior, así como depresión. A partir de ello, procuraron descubrir cómo recuperar los trastornos que tal separación producía.

El estudio sobre los primates fue un primer paso para conocer las características del desarrollo psicológico en el hombre y las causas que provocan las alteraciones psicopatológicas.

Entre sus obras destacan: Learning and satiation of response in intrinsically motivated complex performance by monkeys (1950); The nature of love (1958); The development of affectional patterns in infant monkeys (1962).

Antecedentes previos del experimento

Los antecedentes que se tienen previos al experimento de Harlow sobre el apego provienen de la teoría de Lorenz y los testimonios de Spitz que dicen que el apego es el vínculo emocional que desarrolla el niño con sus cuidadores y que le entregan la seguridad necesaria, incluso sobre la necesidad de alimentarse, para un buen desarrollo en todos los aspectos. El apego proporciona seguridad al niño para ser aceptado y protegido en primera instancia en un círculo familiar.


El apego en la etapa infantil es de mucha importancia para el desarrollo emocional de las personas adultas. Este supuesto se basa en el establecimiento de lazos afectivos y aprendizaje del amor, entre los cuidadores y el niño. El aprendizaje de estos elementos depende de la sensación de bienestar, confort y contacto corporal que entrega la madre, eliminando el aspecto de la alimentación que había propuesto Freud. Por otro lado numerosos profesionales comenzaron a resaltar la importancia del apego ya que los niños de los orfanatos y los hospitales a pesar de estar bien alimentados y con todas sus necesidades físicas satisfechas, podían terminar con signos de perturbaciones mentales, solo por la falta del apego maternal.

La naturaleza del apego es esencialmente afectiva y de carácter no innato, se desarrolla a partir de las interacciones con las personas del entorno inmediato.

Decir que un niño tiene un desarrollo del apego, significa que está dispuesto a buscar la proximidad y contacto con una figura concreta, cuando está expuesto a situaciones de susto, cansancio o enfermedad. Además la presencia y seguridad de la figura de apego genera estabilidad y bienestar emocional; y la ausencia, ansiedad, miedo, etc.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

MODELOS TEORICOS


Harry y Margaret Harlow, en el laboratorio de primates de la Universidad de Wisconsin, buscaron crear un ambiente lo más natural posible para la reproducción y crianza de monos. Durante décadas, a través de estos primates observaron y registraron tanto el desarrollo “normal”, como otras variantes introducidas por ellos. Las manipulaciones más usadas fueron las privaciones: la ruptura artificial de los vínculos afectivos. En sus numerosos informes, describen los resultados de la ruptura de tales vínculos.
Harlow identificó cinco sistemas afectivos de gran importancia para el desarrollo normal en la mayoría de los primates, que resumiremos a continuación:

1)      Amor materno:

-          En la psicología tradicional, más concretamente en el Psicoanálisis, se le había dado mucha importancia al amor materno. Sin embargo, Harlow consideraba esto como algo exagerado.

2)      Amor de bebé:

-          Este sistema está estrechamente relacionado con el anterior. Es el amor del infante hacia su madre, que de alguna forma, persiste en las siguientes etapas del desarrollo.

3)      Amor entre pares:

-          También llamado amor entre compañeros de juego. A este sistema, según Harlow, no se le había dado mucha importancia; pero él insiste en que es fundamental para el desarrollo social y sexual de los monos.


4)      Amor heterosexual:

-          La capacidad de ejercer este sistema afectivo, en primates, depende de que la etapa anterior haya transcurrido normalmente. Esto es lo que distingue a los primates de otros mamíferos, como por ejemplo los roedores, en los que sólo depende de la maduración biológica.

5)      Amor paterno:

-          Harlow lo encontró difícil de estudiar y no abordó este problema.



Tomando como punto de partida estos modelos teóricos, Harlow desarrolló un conjunto de experimentos sobre el aislamiento social en monos, total y parcial, que explicamos a continuación:




EXPERIMENTO: LA DAMA DE HIERRO



El estudio con monos Rhesus (macaco) de este concepto le llevó a crear madres “sustitutas”, que eran unos muñecos construidos en dos versiones: uno era de alambres y tenía comida, y otro era de felpa pero carecía de alimentos. Harlow descubrió que las crías preferían la madre de felpa, incluso aunque ésta no pudiera proporcionarle alimento. Así, concluyó que el vínculo entre madres y crías iba mucho más allá del alimento; las crías necesitaban establecer contacto para desarrollarse psicológicamente. Cuando Harlow exponía a las crías a situaciones estresantes como un nuevo hábitat, éstas iban en busca de cobijo a las madres de felpa que les proporcionaba mayor protección. La sensación de seguridad que proporcionaban las madres de felpa hacía que las crías se sintieran capaces de explorar, acudiendo a su madre cada poco tiempo para garantizar que seguían ahí. En el momento en que Harlow separaba a las crías de las madres y las llevaba a nuevos contextos, comenzaban a mostrar síntomas de ansiedad: lloraban, gritaban, se chupaban el dedo y buscaban objetos suaves como su madre. Cuando las volvía a depositar en la jaula original en la que estaba la madre de felpa, las crías de mono se iban directas a ellas y permanecían inmóviles a su lado, reticentes de abandonarlas.





Según Harlow, como dijo en su conferencia de 1958 “La Naturaleza del Amor”, demostraba que la base del amor que un niño siente por su madre no es que la madre sea únicamente la fuente de alimentación.

En el amor había algo más que sólo recompensa y castigo; había algo innato y beneficioso por sí mismo en la preferencia de un bebé por una madre cálida y suave.


"EL ABISMO DE LA DESESPERACIÓN" Y "EL POTRO DE LAS VIOLACIONES"

 Harlow estaba obsesionado con el estudio del apego, por lo que procedió a analizar las consecuencias de que éste no se llegara a establecer en monos rhessus. Para estudiar este fenómeno, recluía a los sujetos dentro de jaulas que estaban totalmente aisladas, denominadas “el abismo de la desesperación”. En estas celdas los animales no recibían ningún tipo de estimulación, ni sensorial ni social. Las jaulas estaban compuestas por una caja con comida, un bebedero y un espejo unidireccional desde el que poder observar las conductas de los sujetos, de modo que los monos nunca tenían contacto con el exterior. Se les enjaulaba al poco de nacer y permanecían en el interior de este dispositivo un tiempo variable: cuatro estuvieron 30 días, otros cuatro estuvieron 6 meses, y otros estuvieron un año entero.

Los resultados mostraron que tras 30 días de aislamiento total, los sujetos mostraban claras alteraciones comportamentales (nerviosismo, confusión); y tras un año de aislamiento, presentaban cierta catatonía, permaneciendo inmóviles en una esquina de la jaulas. Cuando se les juntaba con el grupo control, estos monos no mostraban conductas exploraratorias, eran agredidos por sus compañeros, y no mostraban interés en el sexo opuesto, inhibiendo las conductas reproductivas. Dos de los sujetos experimentales rehusaron la ingesta de cualquier tipo de alimento, llegando a morir de hambre.

Cuando comprobó que el aislamiento afectaba a la conducta social, Harlow decidió analizar si estos efectos se podrían encontrar en la interacción madre-cría. Para ello aisló a una serie de hembras, pero todavía tenía que conseguir que quedaran embarazadas… y de aquellas la reproducción artificial no era una disciplina especialmente desarrollada. Para solventar esta problemática, nuestro protagonista se inventó un sistema llamado “el potro de las violaciones” (vemos que Harlow no se andaba con rodeos), que consistía en una mesa con correas en las que podía atar a las hembras en posición de lordosis, de modo que facilitaba que los machos pudieran fecundarlas, sin que existiera ninguna interacción social.

Harlow encontró que las hembras eran incapaces de proporcionar cuidados a las crías, de hecho sólo les ofrecían un trato despectivo y negligente. El mismo investigador señalaba,

“Jamás, ni en nuestros sueños más retorcidos, pensamos que seríamos capaces de designar sustitutos que fueran tan crueles con sus crías como las auténticas madres. La ausencia de experiencias sociales hace que no sean capaces de interactuar socialmente con sus crías. Una de las madres aplastó la cara de su cría contra el suelo y comenzó a comerle los pies y los dedos. Otra machacó la cabeza de la cría. El resto, simplemente las ignoró”.

Estos experimentos mostraron que la necesidad de contacto y protección es instintiva en las crías, siendo esta sensación de afecto y seguridad más importante para las crías que el propio alimento. Además, mostró los efectos del aislamiento, total o parcial, sobre el desarrollo cognitivo-emocional de los monos, destacando que ninguno de los sujetos experimentales mostró diferencias en el afrontamiento de esta situación de aislamiento. Los monos más activos y extravertidos sufrían las mismas consecuencias que otros, concluyendo que las características de personalidad de los sujetos no suponían un factor de protección para los efectos de la depresión (aislamiento, soledad).

CRITICAS


John Bowlby, un psiquiatra británico, después de ver a los monos en sus jaulas de alambre, le preguntó:
¿Por qué están tratando de inocular psicopatologías a monos? Ya tienen más monos psicopatológicos en el laboratorio de los que se hayan visto nunca sobre la faz de la tierra.” Bowlby, era un investigador de las consecuencias de la privación materna, pero sus investigaciones se desarrollaban con niños, principalmente huérfanos de guerra, refugiados y niños recluidos en instituciones, y ya antes de que Harlow realizase sus experimentos había llegado a la conclusión de que “la privación prolongada de un niño pequeño del cuidado materno puede tener unos efectos graves y de largo alcance sobre su carácter sobre el resto de su vida”.
Los experimentos en psicología someten a miles de animales no humanos a procedimientos que inducen angustia, desesperación, ansiedad, devastación psicológica general y muerte. La investigación se alimenta de sí misma. Algunos investigadores experimentaron con chimpancés porque el trabajo experimental con primates grandes había sido relativamente escaso comparado con los monos. Pero ni siquiera trataron de justificar sus experimentos alegando que podrían ser beneficiosos para los humanos. El que ya tengamos un alto número de observaciones sobre chimpancés salvajes huérfanos no parecía importarles. La misma actitud se repite constantemente a través de las ciencias psicológicas y del comportamiento.


Para tratar de dilucidar el asunto, era necesario la realización de experimentos pero, ¿cómo experimentar con un bebé? No sería ético. Así que Harry Harlow recurrió a uno de nuestros parientes más cercanos, los monos rhesus. Y menos mal que fueron ellos. Sus experimentos fueron realmente crueles y, de ser aplicados en seres humanos, habría creado personas traumatizadas de por vida. Harlow entendió que para comprender hasta el fondo el corazón humano tenía que estar dispuesto a destrozarlo y así lo hizo, en los pequeños monos. La tortura de la violación, las damas de hierro o el foso de la desesperación eran algunos de los nombres que dio a los dispositivos de sus experimentos.


Estos experimentos mostraron que la necesidad de contacto y protección es instintiva en las crías, siendo esta sensación de afecto y seguridad más importante para las crías que el propio alimento. Además, mostró los efectos del aislamiento, total o parcial, sobre el desarrollo cognitivo-emocional de los monos, destacando que ninguno de los sujetos experimentales mostró diferencias en el afrontamiento de esta situación de aislamiento. Los monos más activos y extravertidos sufrían las mismas consecuencias que otros, concluyendo que las características de personalidad de los sujetos no suponían un factor de protección para los efectos de la depresión (aislamiento, soledad).


La mayor critica que podemos hacer a este experimento , es que , a pesar de lo que significo , de lo importante que fueron los resultados obtenidos de él para la sociedad , nada justifica el maltrato que le produjeron a los monos , el daño que causaron , los crueles experimentos que realizaron con ellos , de partida el separar a los bebes monos de sus madres ya es algo negativo , lo peor fueron las violaciones , y todo para conseguir un resultado que ya estaba comprobado con los niños huérfanos que habían luego de las guerras . Este tipo de experimento está prohibido en la actualidad, por lo poco ético que es y por el maltrato animal.


Otra crítica, es que el comportamiento de los monos, no necesariamente será igual al comportamiento de los seres humanos, no somos comparables, por mucho que nos parezcamos, no reaccionamos de la misma forma.

CONCLUSIONES DEL EXPERIMENTO


Lo que este experimento vino a demostrar es que una cría necesita y busca, como necesidad primordial para su supervivencia, el contacto físico que le transmite sensaciones de seguridad y afecto, incluso por encima de la búsqueda de alimento.

La industria de la maternidad, los orfanatos, los hospitales mismos y la mayoría de las personas en cierta medida se han beneficiado de los experimentos de Harlow. Gracias a él ahora los médicos saben que cuando nace un recién nacido deben ponerle sobre la madre para que ella misma contribuya a la formación del apego en esos pocos días o incluso horas de vida.

La Teoría del Apego afirma, entre otras cosas, el vínculo temprano establecido entre un bebé y su madre es fundamental para el desarrollo psicológico de la persona. Así, los niños que tienen una figura de apego accesible, amoroso y estable, aprenden que el mundo es un lugar seguro, cálido y afectuoso; crecen con menos miedo, son más seguros, pacíficos y estables emocionalmente. Los niños que no tienen una figura de apego o ésta se comporta de forma fría, inaccesible o errática, aprenden que han llegado a un lugar sumamente peligroso y hostil. Crecen por tanto siendo más inseguros y desconfiados, y se convierten en adultos inestables, miedosos o agresivos.

Pero yendo más allá, y siguiendo algunas de las conclusiones de Spitz (que observó que los niños privados de la madre durante muchos meses perdían su capacidad de relación social normal) o de Harlow (que probó exactamente lo mismo con los macacos), Bowlby afirmó que la importancia de este vínculo era tal que su carencia o debilidad podía tener gravísimas consecuencias psicológicas en la edad adulta. Gracias a su trabajo con jóvenes delincuentes pudo confirmar que las malas prácticas maternales era un denominador común en las conductas desadaptadas de los jóvenes delincuentes; así, los niños que habían sido tratados con frialdad, desprecio o violencia, se convertían en adultos inestables, agresivos e insociables. Fenómeno que también podía verse en aquellos otros que habían sido separados tempranamente de la madre o habían crecido en alguna institución fría e impersonal como un hospicio u orfanato.

Las consecuencias que puede tener la falta de este vínculo en el crecimiento del individuo se van a manifestar al momento del contacto social, en el contexto organizacional se pueden presentar problemas al momento de formar equipos ya que la persona con falta de apego puede manifestar inseguridad y desconfianza con sus pares mermando el trabajo en equipo y por consecuencia la organización.




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INTEGRANTES:
Fabián Martínez
Juan Oviedo
Rocío Pérez
Francisco Ramos
Sergio Velásquez